Historial de la revista

Historial de la revista

“Kamchatka es el lugar donde resistir”. Con esas palabras termina la película Kamchatka, de Marcelo Piñeyro (2002). Y esa es una buena manera de definir esta revista.
Kamchatka. Revista de análisis cultural nace con voluntad de resistencia. Y así lo declara. Desde el principio. Porque hacer análisis cultural en los tiempos que corren es un ejercicio de resistencia.
Resistir es observar e intentar comprender. Observar los procesos culturales que acompañan, que arman imaginariamente los tiempos de crisis actuales. Pensar cuál es la función –las funciones– de la cultura en este contexto social.
Resistir es detectar gestos de resistencia allí donde se produzcan. Y para ello es necesario mirar con amplitud. Por eso nuestra revista abre el campo del objetivo, y atiende a todas las diferentes manifestaciones de lo literario: los cruces, las hibrideces, los nuevos sujetos creadores que nacen en el seno de la cultura de masas.
Por eso nos interesa el cine, la música como producto cultural masivo, los lugares de cruce entre lo escénico y lo textual, las nuevas narrativas. Por eso nuestro país imaginario fue definido por sombras en movimiento en una sala oscura. Simulacros, sí, en una sociedad definida y construida imaginariamente por ellos. Pero en Kamchatka sabemos que no todos los simulacros son iguales.
Resistir es no resignarse a un discurso académico autorreferente, solipsista y agotado en sí mismo. Dentro de Kamchatka recordamos que el objetivo de los textos de análisis no debe ser sumar puntos para una acreditación académica y burocrática. Resistir es mirar armados con herramientas epistemológicas que sirvan para intentar comprender, y no como una marca de pertenencia a la academia, como una jerga cuyo principal objetivo es ser mostrada. Resistir es pensar que el saber académico tiene una función social. Resistir es mirar hacia afuera desde dentro de Kamchatka. Resistir es hablar hacia adentro para poder hablar hacia afuera o hacer las dos cosas de manera simultánea.
Resistir es además hacer genealogía. Resistir, como también planteaba la película, es un ejercicio de memoria. Aquí hemos llegado, y de aquí venimos. Y recordar que el presente, que la fase actual de la modernidad, no es una isla flotando sobre la ucronía. Que la cultura de hoy no nació un amanecer postcataclísmico. Por eso, Kamchatka es también el lugar donde el Eternauta se retira tras sus viajes, reflexiona y escribe.
Bienvenidos a Kamchatka. Desde ella se contempla un paisaje amplio, hecho de signos y de imágenes. Kamchatka frente al resto del mundo. Las fronteras están abiertas. Pasad. Sed bienvenidos. Hace falta tan solo voluntad intelectual de resistencia.