Relaciones entre prosodia y sintaxis: un estudio piloto sobre el uso de las pausas en el fraseo del habla de Granada

Relaciones entre prosodia y sintaxis: un estudio piloto sobre el uso de las pausas en el fraseo del habla de Granada

Author
Affiliation

Cecilia González Medina

Universidad de Granada

Abstract
This pilot study presents the first results of a prosodic analysis in the Spanish of Granada (Spain) and tests a methodology based on the guide proposed for PRESEEA by Velásquez Upegui and Martín Butragueño. Using a sample of twelve informants from the PRESEEA-Granada corpus, the interface between prosody and syntax is studied to determine which social and linguistic variables (syntactic and prosodic) may influence the use of pauses as potential prosodic boundary delimiters. Statistical analysis concludes that age and statement length seem to significantly affect the presence or absence of pauses in the phrasing of the speech of Granada. Furthermore, there are indications that certain bivalent structures are favoured for pause interpolation.

1 Introducción

El estudio de la prosodia del español es un campo insuficientemente desarrollado, menos aún si se tienen en cuenta factores sociolingüísticos o ejemplos del español meridional. Con este estudio piloto se presentan los primeros resultados de un análisis prosódico en el español de Granada y se prueba una metodología basada en la guía propuesta por el Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (en adelante PRESEEA) para uno de sus objetos de estudio priorizados: el análisis de la prosodia basada en el uso mediante los corpus de sus grupos colaboradores.

Entre los múltiples aspectos prosódicos que se pueden estudiar se ha escogido el agrupamiento prosódico de los constituyentes oracionales (fraseo) a través de pausas, tomando como fuente de datos el corpus PRESEEA-Granada, el cual permite tratar la prosodia desde el habla espontánea y el uso real, contribuyendo a la descripción de las variedades del español y sus identidades sociales (Martín Butragueño y Velásquez Upegui, 2023: 2).

Como explica Martín Butragueño, es interesante atender a la interfaz entre prosodia y sintaxis porque «de la misma manera que la fonología segmental cobra sentido en la interficie con el léxico, la prosodia enunciativa desarrollaría sus valores fonológicos en la interficie con otros planos lingüísticos» (2019: 33). Se eligió entonces el fraseo por ser el procedimiento que más evidencia el lazo entre estos dos planos lingüísticos al encargarse de actualizar fonéticamente algunas de las relaciones establecidas entre los constituyentes oracionales y permitir así la identificación de las unidades léxicas y gramaticales. Sin embargo, las estructuras prosódicas no tienen por qué coincidir con las sintácticas ya que, debido a los procesos de reestructuración en grupos melódicos, para una misma estructura sintáctica pueden existir diferentes resoluciones prosódicas (Martín Butragueño, 2019: 390), condicionadas, entre otros factores, por el grado de formalidad, la velocidad de habla, la longitud del enunciado, las focalizaciones, la necesidad de desambiguación de ciertas construcciones y la posibilidad de procesamiento (Sosa, 1999: 39-47).

El presente estudio se ha centrado en la pausa por ser uno de esos potenciales recursos que tiene el hablante para indicar las cesuras entre grupos melódicos, como también pueden serlo las inflexiones tonales (RAE-ASALE, 2011: 440), los alargamientos del material segmental, los saltos tonales marcados, las pausas oralizadas (del tipo eeeh, esteee) o la disminución de la intensidad (Martín Butragueño, 2019: 95). Sin embargo, las investigaciones centradas en la duración son poco frecuentes porque los estudios prosódicos se han centrado casi exclusivamente en la entonación en sentido estricto, dejando de lado al resto de parámetros que también conforman la prosodia pero que, aunque no se duda de su estrechísima interrelación, se han considerado auxiliares del tono. En consecuencia, señala Escandell-Vidal, «la duración se ha interpretado habitualmente como algo sintomático (de tipo emocional y afectivo), no susceptible de una sistematización de tipo lingüístico» (2011: 182). Lejos de esta visión, se propone aquí un estudio centrado en la duración, pues

en general, las pausas vienen marcadas por la necesidad de respirar, pero el hablante suele colocarlas al final de las frases entonativas para preservar el ritmo y la estructura gramatical y semántica de los enunciados. Por tanto, suelen servir para marcar el inicio y el final de cualquier unidad entonativa (Martínez Celdrán y Fernández Planas, 2007: 195).

De manera que el objetivo principal de este estudio exploratorio es analizar qué variables lingüísticas y sociales pueden influir en el uso de las pausas como potenciales delimitadoras de lindes prosódicos, estudiando así la interfaz entre prosodia y sintaxis desde una perspectiva sociolingüística y probando una metodología que pueda contribuir a la descripción de los patrones prosódicos del español y al (re)conocimiento de su variación lingüística, geográfica y social.

2 Metodología

Se han seguido las directrices metodológicas de PRESEEA (Moreno Fernández, 2021), más concretamente las de la «Guía de estudios de prosodia basada en el uso en los corpus PRESEEA» (Velásquez Upegui y Martín Butragueño, 2018), y se ha trabajado con el corpus PRESEEA-Granada, que a partir de sus cincuenta y cuatro entrevistas orales grabadas entre los años 2000 y 2005 proporciona muestras de habla espontánea estratificadas socialmente según el sexo (hombre o mujer), la edad (tres generaciones) y el nivel de instrucción (bajo, medio o alto).

Como puede verse en la Figura 1, para este primer trabajo exploratorio se descartó el estudio de la segunda generación y se seleccionó una muestra de 12 informantes, pues aunque la «Guía» recomiende 18 (uno por cada casilla de PRESEEA), también indica que «en un trabajo inicial, bien podrían analizarse las diferencias prosódicas en cierta unidad de lengua atendiendo a una única variable y neutralizando el efecto de otras» (Velásquez Upegui y Martín Butragueño, 2018: 2).

Primera generación (<34) Tercera generación (>55)
Hombre Mujer
Nivel de instrucción bajo 1 1
Nivel de instrucción medio 1 1
Nivel de instrucción alto 1 1

Figura 1. Esquema de la muestra

Por su parte, la unidad lingüística de análisis es el enunciado. Todos los enunciados examinados cumplen cada uno de los siguientes requisitos:

  • Son declarativos.

  • Tienen una extensión de entre 5 y 17 sílabas.

  • Están conformados por una frase entonativa con tonema en palabra llana.

  • Son monovalentes, bivalentes o trivalentes ya que, como el objetivo es estudiar el fraseo mediante la interpolación de pausa entre los constituyentes sintácticos, interesaba disponer de diferentes estructuras argumentales para observar el comportamiento en cada caso.

  • Sus argumentos siempre aparecen expresos. Fue especialmente complicado encontrar enunciados con sujetos expresos ya que en el español de Granada se constata «una tasa pronominal o aparición de los pronombres personales muy baja» (Manjón-Cabeza et alii, 2017: 204), de la más baja entre los hispanohablantes.

  • Sus «divisiones dependen de la intención del hablante durante el acto de enunciación» (RAE-ASALE, 2011: 440). De modo que no se tuvieron en cuenta ciertas estructuras que requieren pausas obligatorias y por tanto no pueden presentar variación, como las topicalizaciones, pues «los tópicos suelen aparecer desgajados de la oración a la que corresponden, y a menudo separados de ella por una breve pausa» (RAE-ASALE, 2019: 312); los casos con aclaraciones o reformulaciones, puesto que las divisiones parentéticas suelen conllevar pausa (Sosa, 1999: 32); o los casos con elipsis por vaciado, ya que normalmente se realiza una pausa donde iría el verbo elidido.

Tal como indica la «Guía» se analizaron 10 enunciados por informante, y por tanto, 120 en total. Para la selección de los enunciados se trabajó con las entrevistas completas ─cuya duración oscila entre los 30 y 47 minutos─, atendiendo a diferentes segmentos, hasta que se encontraron diez que cumpliesen todos los requisitos mencionados. Los casos se escogieron primero a partir de la transcripción y después se localizaron en la grabación, de la que fueron seccionados con el software Audacity (versión 3.2.2, 2023).

A continuación se procedió al análisis prosódico con Praat (Boersma y Weenink, versión 6.3.09, 2023): cada enunciado fue segmentado y codificado al nivel del enunciado, de la palabra y de la sílaba, como marca el sistema de notación panhispánico Sp-ToBI, con la ayuda del plugin EasyAlign (Goldman, 2012). Este examen de los enunciados permitió identificar la presencia (o ausencia) de segmentos de silencio (pausa) y su medición en milisegundos, a la vez que registrar el potencial alargamiento de la última sílaba antes de la pausa. Analizados los 120 enunciados se codificaron según las siguientes variables lingüísticas (sintácticas y prosódicas) y extralingüísticas.

Como variables lingüísticas sintácticas se contó con:

El número de argumentos: monovalentes, bivalentes o trivalentes.

El tipo de estructura sintáctica, debido a que «la estructura de constituyentes del enunciado impone también una serie de restricciones sintácticas al emplazamiento de una frontera melódica» (RAE-ASALE, 2011: 440-441), con doce variantes:

  • sujeto – verbo

  • verbo – complemento directo

  • sujeto – verbo – atributo

  • sujeto – verbo – complemento directo

  • sujeto – verbo – complemento indirecto

  • sujeto – verbo – complemento de régimen

  • sujeto – verbo – complemento de lugar

  • sujeto – verbo – complemento predicativo / complemento de modo

  • sujeto – verbo – complemento directo – complemento indirecto

  • sujeto – verbo – complemento directo – complemento de régimen

  • sujeto – verbo – complemento predicativo / complemento de modo – complemento de régimen

  • sujeto – verbo – complemento predicativo / complemento de modo – complemento directo

El orden canónico o no canónico de la estructura sintáctica. En ocasiones puntuales, tras haber comprobado su frecuencia de uso en los corpus de referencia CREA, CORPES XXI y PRESEEA, se codificó como canónico (aunque no lo fuese según la estructura prefijada) el orden más usual.

Como variables lingüísticas prosódicas:

  • La presencia o ausencia de pausa en el enunciado.

  • La duración de la pausa en milisegundos (ms).

El tipo de pausa según su cantidad, cuyos rangos fueron establecidos a partir de la clasificación de Martín Butragueño en Fonología variable del español de México. Volumen II: Prosodia enunciativa (2019: 95):

  • pausas breves: silencios menores de 400 ms.

  • pausas medias: silencios de 401 a 800 ms.

  • pausas largas: silencios de 801 a 1200 ms.

  • Entre qué argumentos verbales se da la pausa.

  • La longitud del enunciado, medida según dos variantes: el número de sílabas que lo integran y su cantidad en milisegundos.

  • La duración de la sílaba nuclear en milisegundos, pues es el último acento y el más prominente de la frase entonativa al ser el lugar en el que las lenguas románicas suelen emplazar el foco informativo (RAE-ASALE, 2001: 457), prominencia que parece dada por su mayor duración (Hualde, 2014: 265).

  • El alargamiento o no de la última sílaba anterior a la pausa.

Como variables extralingüísticas se tuvieron en cuenta las sociales propias de PRESEEA:

  • Sexo, con las variantes hombre o mujer.

  • Edad, con las variantes primera generación (de 20 a 34 años), segunda generación (de 35 a 54 años) y tercera generación (a partir de 55 años).

  • Nivel de instrucción, con las variantes bajo (personas analfabetas, sin estudios o con enseñanza primaria), medio (con enseñanza secundaria) y alto (con enseñanza superior).

Tras la codificación de los casos según las variables lingüísticas y extralingüísticas se llevó a cabo un análisis estadístico con el software IBM SPSS Statistics (versión 20, 2011), que permitió demostrar qué variables resultan significativas y realizar una discusión de los resultados. Puesto que se pretende describir el uso de las pausas por parte de los hablantes granadinos para dividir los enunciados en grupos melódicos, se estableció como variable dependiente la presencia de pausa. También se tomó como variable dependiente el tipo de pausa según su duración en milisegundos para observar si la longitud de la pausa varía en función de las variables sociales o lingüísticas definidas.El resto de las variables se consideraron independientes.

3 Presentación y discusión de resultados

Solo se han registrado 28 pausas dentro de los 120 enunciados computados. En concreto, 94 enunciados (el 78,33 %) no presentan ninguna pausa (ver Figura 2), 2 enunciados (el 1,66 %) presentan dos pausas (ver Figura 3) y 24 enunciados (el 20 %) presentan una (ver Figura 4). Además, la mayoría de las pausas es breve, como puede verse en la Figura 5.

Figura 2. Ejemplo de enunciado sin casos de pausa. En GRAN-M32-035

Figura 3. Ejemplo de enunciado con dos pausas. En GRAN-H31-049.

Figura 4. Ejemplo de enunciado con una pausa. En GRAN-M31-054.

Primero se tomó como variable dependiente ─ya que permite trabajar junto a otros datos categóricos mejor que la duración exacta de cada enunciado en milisegundos─ el tipo de pausa según su duración en milisegundos, pero no resultó significativa ni con pruebas paramétricas ni con no-paramétricas, por lo que en la presente muestra la longitud de la pausa no parece variar en función de las variables sociales o lingüísticas definidas.

Después, con el objetivo de conocer qué variables independientes resultan significativas a la hora de usar la pausa como marca de linde prosódico, se extrajeron las tablas de contingencia y se realizaron las pruebas de Chi-cuadrado de Pearson, tomando como variable dependiente la presencia de pausa. En el análisis de los datos categóricos se encontró un p-valor <0,05 en la variable extralingüística edad y en la variable lingüística longitud del enunciado.

La tercera generación es la que más pausas realiza: 20 de las 28 pausas computadas son realizadas por este grupo. Parece por tanto existir covariación entre la edad y la presencia de pausa, como puede verse en la Figura 6, pues el p-valor tras las pruebas de χ2 es 0,008, con un valor de corrección por continuidad de 0,018.

Primera generación Tercera generación Total
Presencia de pausa 8 20 28
13.1% 32.8% 23%
Ausencia de pausa 53 41 94
86.9% 67.2% 77%
Total 61 61 122
100% 100% 100%
Chi-square test results: χ² = 0.018 p-value = 0.018

Figura 6. Relación entre la edad y el uso de pausas.

En lo que respecta a las variables lingüísticas, resultó significativa la relación entre la presencia de pausa y la longitud del enunciado, como se aprecia en las Figuras 7 y 8. Previamente, para poder estudiarlas como datos categóricos, se colapsó cada variante (número de sílabas del enunciado y duración del enunciado en milisegundos) en dos grupos:

a)     Los datos de la variante número de sílabas del enunciado fueron colapsados en los grupos (1) de 5 a 10 sílabas y (2) de 11 a 17 sílabas. Se obtuvo un p-valor en las pruebas de Chi-cuadrado de 0,001, con el mismo valor 0,001 en las pruebas de corrección por continuidad:

De 5 a 10 sílabas De 11 a 17 sílabas Total
Presencia de pausa 15 13 28
15.6% 50% 23%
Ausencia de pausa 81 13 94
84.4% 50% 77%
Total 96 26 122
100% 100% 100%

Chi-square test results: χ² = 0.001, p-value = 0.001

Figura 7. Relación entre el número de sílabas del enunciado y el uso de pausas.

b)    Los datos de la variante duración del enunciado en milisegundos fueron colapsados en dos grupos establecidos a partir de la duración media de todos los enunciados, que es 1326,11 ms: (1) menor de 1500 ms y (2) mayor de 1500 ms, alcanzándose un p-valor en las pruebas de Chi-cuadrado de 0,000, con el mismo valor 0,000 en las pruebas de corrección por continuidad:

Duración del enunciado completo en ms Total
< 1500 ms > 1500 ms
Presencia de pausa 6 22
6.9% 62.9%
Ausencia de pausa 81 13
93.1% 37.1%
Total 87 35
100% 100%

Chi-square test results: χ² = 0.000, p-value = 0.000

Figura 8. Relación entre la duración del enunciado en ms y el uso de pausas.

Se comprueba entonces que la longitud del enunciado condiciona el emplazamiento de grupos melódicos, como plantea la teoría existente al respecto: «cuanto más extensos sean los constituyentes, más posibilidades existen de que el hablante introduzca entre ellos una frontera prosódica» (RAE-ASALE, 2011: 441). Parece fundamental demostrarlo desde la prosodia basada en el uso con muestras de habla espontánea pues

cuando se habla de la reestructuración de grupos melódicos largos, o del potencial de segmentabilidad de las oraciones extensas, en el fondo lo que está planteado es un problema eminentemente teórico cuyas soluciones pasan por una comprobación empírica de las hipótesis (Sosa, 1999: 45).

En lo que se refiere al resto de variables lingüísticas, se esperaba que normalmente la última sílaba previa a la pausa se alargase, pues perceptivamente, durante la extracción de los enunciados, parecía un recurso habitual que hubiese significado una mayor ruptura sintáctica y énfasis en ese punto de la oración (Martínez Celdrán y Fernández Planas, 2007:197). Sin embargo, no ha resultado significativo, como tampoco lo ha sido la variable orden canónico.

Lo más sorprendente es que ninguna de las variables referentes a la complejidad de la estructura sintáctica haya resultado significativa ya que «los enunciados sintácticamente complejos comprenden dos o más unidades melódicas […] [y] el hablante puede marcar la segmentación en unidades melódicas mediante pausa o mediante una inflexión tonal» (RAE-ASALE, 2011: 439-440). Parece deberse a que hay muy pocos casos de pausa (solo 26 enunciados de los 120 analizados presentan pausas) y por tanto mucha dispersión en el tratamiento estadístico al hacer el reparto de esas pocas pausas encontradas (28) entre las 12 posibles estructuras sintácticas de partida.

A pesar de ello, si se observan las frecuencias en la distribución de pausas por cada estructura (ver Figura 9), sí que se perciben como estructuras preferidas sujeto–verbo–atributo, sujeto–verbo–complemento directo y sujeto–verbo–complemento de lugar.

Estructura sintáctica Frecuencia Porcentaje
Sujeto – verbo – atributo 6 21.4%
Sujeto – verbo – CD 5 17.9%
Sujeto – verbo – CLugar 4 14.3%
Sujeto – verbo 3 10.7%
Sujeto – verbo – CI 3 10.7%
Sujeto – verbo – CD – CI 2 7.1%
Sujeto – verbo – CPredicativo/Modo 2 7.1%
Sujeto – verbo – CRégimen 1 3.6%
Sujeto – verbo – CD – CRégimen 1 3.6%
Sujeto – verbo – CD – CPredicativo/Modo 1 3.6%
Total 28 100%

Figura 9. Tipos de estructuras sintácticas de los enunciados con casos de pausa.

De hecho, si se atiende a entre qué argumentos se coloca normalmente la pausa dentro de la muestra (ver Figura 10), se privilegia normalmente la interpolación entre:

  • Sujeto y verbo. Representa el 25% de los casos, confirmando que la subdivisión de toda frase entonativa en frases intermedias se da frecuentemente entre sujeto y predicado (Martínez Celdrán y Fernández Planas, 2007: 217).

  • Verbo y atributo o verbo y complemento directo, con un 10,7% de los casos cada variante (y un 21,4% en total).

Por otro lado, el 14,3% de las ocasiones la pausa no separa argumentos sino que se encuentra dentro de un mismo grupo sintáctico, lo que apoyaría la tesis de que las estructuras sintácticas no tienen por qué coincidir con las prosódicas.

Estructura sintáctica Frecuencia Porcentaje
Sujeto – verbo 7 25%
No separa argumentos 4 14.3%
Verbo – atributo 3 10.7%
Verbo – CD 3 10.7%
CD – sujeto 2 7.1%
Verbo – CLugar 2 7.1%
Verbo – CRégimen 1 3.6%
CD – CI 1 3.6%
CRégimen – CD 1 3.6%
CD – CPredicativo/de modo 1 3.6%
Sujeto – CI 1 3.6%
Verbo – CModo 1 3.6%
CLugar – sujeto 1 3.6%
Total 28 100%

Figura 10. Argumentos separados por la interpolación de una pausa.

Para comprobar que estas interpretaciones no están sesgadas (pues la preferencia de ciertos tipos de estructuras para la interpolación de pausa podría deberse a que esas estructuras son más frecuentes dentro de la muestra) se aplicaron las pruebas Eta, que permiten estudiar la covariación entre variables categóricas y variables de escala. Su valor está comprendido entre 0 y 1, donde los valores cercanos a 1 indican una gran relación entre las variables. En efecto, resultaron significativas las relaciones entre:

  • los ms de la pausa y el número de argumentos, con un valor = 0,458.

  • los ms de la pausa y los diferentes argumentos entre los que se realiza la pausa, con un valor = 0,484.

  • los ms de la pausa y los tipos de estructuras sintácticas, con un valor = 0,696.

Por tanto parece posible una relación significativa entre la potencial duración de las pausas y las estructuras de sus respectivos enunciados, tanto en lo que se refiere a su valencia como a los argumentos concretos que la conforman y entre cuáles de ellos se inserta la pausa. No obstante, es necesario comprobar todos estos indicios con una muestra más amplia.

4 Conclusiones y proyecciones futuras

En conclusión parece que la edad y la longitud del enunciado afectan significativamente a la presencia de pausas en el fraseo del español de Granada. Además, las pausas suelen darse en enunciados con estructuras sintácticas bivalentes, principalmente del tipo sujeto-verbo-atributo, sujeto-verbo-complemento directo y sujeto-verbo-complemento de lugar. Asimismo, la pausa suele colocarse entre el sujeto y el verbo, el verbo y el atributo y el verbo y el complemento directo.

No obstante, es necesario realizar un estudio más profundo con una muestra mayor. Ampliar la muestra permitiría ofrecer conclusiones más certeras y explicar qué condicionantes influyen en el mayor uso de pausas por parte de la tercera generación, es decir, observar si obedece a cuestiones fisiológicas, como la necesidad de respirar, la ralentización del ritmo de habla propia del envejecimiento o la necesidad de parar para pensar; o a cuestiones pragmáticas, como voluntad de otorgar mayor énfasis a ese segmento.

Sí que se ha comprobado que para futuros estudios sería recomendable escoger enunciados más largos, a partir de 10 sílabas o mayores de 1500 ms, pues la probabilidad de que se encuentren pausas será mayor, lo que permitiría delimitar mejor las restricciones que ejerce la estructura sintáctica sobre la delimitación de grupos prosódicos mediante pausas.

Está claro que existe un gran campo por explorar dentro de los estudios prosódicos que explicaría cómo y por qué las comunidades de habla eligen estructurar sus discursos mediante patrones melódicos y rítmicos que las hacen cantar y pausarse de esa forma, propia de su idiosincrasia, y no de otra.

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