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Recibido: 1 julio 2023 | Aceptado: 6 noviembre 2023 | Publicado: 14 diciembre 2023

Cita: Gancedo, M. y Martínez Martínez, I. (2023). Análisis sociolingüístico de la atenuación pragmática en el sociolecto alto de Preseea-Santander. Normas, 13, 296-315. doi: https://doi.org/10.7203/Normas.v13i1.27732


ANÁLISIS SOCIOLINGÜÍSTICO DE LA ATENUACIÓN PRAGMÁTICA EN EL SOCIOLECTO ALTO DE PRESEEA- SANTANDER1

SOCIOLINGUISTIC ANALYSIS OF PRAGMATIC MITIGATION IN THE HIGH SOCIOLECT OF PRESEEA-SANTANDER

Marta Gancedo Ruiz

Universidad de Cantabria

Inmaculada Martínez Martínez

CIESE-Fundación Comillas


Resumen


El objetivo principal de este trabajo es realizar un análisis sociolingüístico del empleo de la atenuación en un corpus de entrevistas semiformales grabadas en la ciudad de Santander como parte del «Proyecto de estudio sociolingüístico del español de España y América (PRESEEA)». Para ello, se estudian 18 entrevistas (540 minutos) con hablantes santanderinos de instrucción alta distribuidos en tres grupos de edad (20-34 años; 35-54 años, y 55 años en adelante) y dos sexos (mujeres y hombres). Específicamente, se realiza un estudio sobre el comportamiento sociolingüístico de la presencia, forma y función de los elementos atenuantes. Los resultados apuntan que, por un lado, la función fundamental de la atenuación es la autoprotección del hablante. Por otro lado, los procedimientos lingüísticos atenuantes predilectos de los hablantes santanderinos son las fórmulas fáticas de contacto, la expresión de opinión en forma de duda o probabilidad, la modificación morfológica externa y las impersonalizaciones.


Palabras clave: atenuación, español septentrional, entrevista semidirigida, patrones sociolectales, PRESEEA

Abstract


The main objective of this paper is to carry out a sociolinguistic analysis of the use of mitigation in a corpus of semi-formal interviews recorded in the city of Santander as part of the "Proyecto de estudio sociolingüístico del español de España y América (PRESEEA)" (Project for the sociolinguistic study of Spanish in Spain and America), studying 18 interviews (540 minutes) with highly educated Santander speakers distributed in three age groups (20-34 years; 35-55 years, and 55 years and older) and two sexes (women and men). Specifically, an exploratory study is carried out on the sociolinguistic behavior of the presence, form and function of attenuating elements. The results show that, on the one hand, the fundamental function of mitigation is the speaker's self-protection. On the other hand, the preferred attenuating linguistic procedures of Santander speakers are phatic contact formulas, the expression of opinion in the form of doubt or probability, external morphological modification and impersonalizations.


Key words: mitigation, Northern Spanish, semi- directed interview, sociolectos patterns, PRESEEA


1 Este trabajo se enmarca en el Proyecto Coordinado: Procesos de variación y cambio espaciales y sociales. Español en España: Agenda 2050 (PID2019-104982GB-C51), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (Gobierno de España).


Análisis sociolingüístico de la atenuación pragmática en el sociolecto alto de PRESEEA-Santander | M. Gancedo e I. Martínez



  1. INTRODUCCIÓN


    Desde principios de siglo, ha habido una notable eclosión de estudios sobre la atenuación como estrategia pragmática. Han sido desarrollados importantes trabajos que han contribuido no solo a la caracterización epistemológica del fenómeno desde una perspectiva pragmática (Caffi, 2007; Sbisà, 2001; Briz, 1998; Thaler, 2012; entre otros), sino también al conocimiento de la incidencia de los factores situacionales y la relación de su empleo con la imagen y la cortesía (Albelda, 2004, 2016, 2018; Briz, 2007; Figueras, 2018; Schneider, 2013, 2017; Gancedo Ruiz, 2020; entre otros). Asimismo, se han desarrollado nutridos análisis orientados a la identificación y clasificación de los principales procedimientos lingüísticos que funcionan como atenuantes (Briz y Albelda, 2013; Cestero y Albelda, 2011; Albelda y otros, 2014; Cestero, 2015).


    Además, durante los últimos años, dentro del proyecto panhispánico PRESEEA, ha comenzado a desarrollarse una corriente de estudios coordinados sobre la atenuación, la cual conjuga las perspectivas de la pragmática, el análisis de la conversación y la sociolingüística (Cestero, 2017; Cestero y Rodríguez Alfano, 2021). Estos trabajos, con ánimo de «profundizar en el conocimiento del funcionamiento de los recursos de atenuación españoles, de las funciones discursivas que cumplen y de la incidencia que tienen en su uso determinados factores sociales (sexo, edad y nivel de instrucción)» (Cestero, 2017: 59), están contribuyendo a una caracterización integral de este fenómeno y a la descripción de sus patrones de variación sociopragmática y geolectal.


    Como resultado de esta iniciativa, se encuentran ya publicados estudios que caracterizan el comportamiento de la atenuación de manera integral en diferentes ciudades de Hispanoamérica, como Santiago de Chile en el trabajo de Guerrero (2021) o Puebla de Zaragoza en los estudios de Palacios (2017; 2019), y España: Madrid (Molina, 2015; Cestero, 2012, 2015, 2017), Valencia (Albelda, 2012, 2018), Las Palmas de Gran Canaria (Samper, 2013, 2017, entre otros), Granada (Montoro del Arco, 2016) o Sevilla (Repede, 2023). Igualmente, se encuentra también toda una serie de trabajos que recoge resultados parciales sobre aspectos específicos de la atenuación en diferentes ciudades integrantes del equipo PRESEEA como Barranquilla (Torres y Rodríguez, 2017), Caracas (Marcano, 2014), Monterrey (Flores Treviño, 2013; González Salinas, 2015) y Sevilla (León-Castro Gómez, 2020), entre muchos otros.


    Gracias a la existencia de estos estudios, han podido realizarse comparaciones de resultados y se ha comenzado a diseñar el mapa de la atenuación en el territorio hispanohablante (Cestero y otros, 2020; Cestero y Albelda, 2020; Albelda y Cestero, 2020; Malaver y Paredes, 2020, y, especialmente, Cestero y Albelda, 2023). Esto ha permitido evidenciar cómo las características sociales y los culturemas lingüísticos y comunicativos del lugar de origen de los hablantes influyen en la frecuencia, forma y función del empleo de la atenuación (Cestero y Albelda, 2020, 2023).


    Puede decirse, por lo tanto, que los estudios coordinados sobre el comportamiento variacional de la atenuación han alcanzado un alto grado de madurez y sistematización. Sin embargo, se observa aún un vacío en cuanto a datos relativos a la variedad del español


    peninsular norteño. Por ello, el objetivo general de este trabajo es ofrecer los primeros resultados sobre el comportamiento variacional de la atenuación pragmática en hablantes de instrucción alta de la ciudad de Santander. Para ello, se analizará la incidencia de las características sociales (sexo y edad) en la frecuencia y función de la atenuación, así como se identificarán los principales procedimientos lingüísticos de la atenuación presentes en la muestra de informantes del corpus PRESEEA-Santander. Con esto, se espera poder contribuir a la delimitación del mapa diatópico de la atenuación y, en futuros estadios de la investigación, comparar los resultados obtenidos con los estudios realizados en otras ciudades dentro del proyecto PRESEEA.


    Se presenta así en este trabajo un estudio exploratorio -en tanto que se trata del análisis de un sociolecto de hablantes y no del corpus completo- sobre el comportamiento de la atenuación, en la ciudad de Santander, dentro de la Modalidad A (Cestero y Rodríguez Alfano, 2021) aplicado al corpus PRESEEA-Santander.


    Para ello, se comprende la atenuación como una «estrategia pragmática y sociovariable dirigida a mitigar la intensidad de lo que se expresa (reduciendo la fuerza ilocutiva del acto de habla o minimizando o difuminando su contenido proposicional), facilitando a los hablantes el logro de sus metas conversacionales» (Albelda, 2018: 11). Esta concepción de la atenuación implica tener en cuenta tres dimensiones (Albelda y Estellés, 2021):

    • Dimensión cognitiva: la atenuación surge como reacción de una metarrepresentación de la mente del oyente por parte del hablante en la cual este último sospecha que su imagen puede estar en peligro. Así, el procedimiento de atenuación apunta a preservar el conjunto de supuestos que el interlocutor tiene previamente sobre un hablante y que este juzgue en peligro por una acción o expresión que está a punto de realizar (Albelda y Estellés, 2021: 83-84).

    • Dimensión social: la atenuación está al servicio del mantenimiento del equilibrio entre las imágenes de los interlocutores, vela tanto por la autoimagen del hablante como por prevenir o reparar posibles daños a la imagen del interlocutor.

    • Dimensión lingüística: la atenuación se canaliza en el discurso mediante formas y mecanismos lingüísticos que minimizan la carga semántica o ilocutiva del enunciado, aumentan la vaguedad o desfocalizan las fuentes de la enunciación.

    Para lograr el objetivo general enunciado y caracterizar el funcionamiento de la atenuación en una ciudad representativa de la variedad del español septentrional, este trabajo parte de una descripción del perfil sociolectal de Santander, así como de una breve contextualización del proyecto PRESEEA-Santander. A continuación, siguiendo los postulados de los estudios coordinados PRESEEA_ATENUACIÓN, se explica la metodología desarrollada para el análisis y se presentan los resultados obtenidos en el estudio. Por último, se exponen las conclusiones alcanzadas y se apuntan vías inmediatas de trabajo.


  2. El perfil sociolectal de Santander y PRESEEA-Santander


    Santander es una ciudad situada en el norte de España, capital de la comunidad autónoma uniprovincial de Cantabria. Con 173 375 habitantes (2020), es la urbe más poblada de la comunidad autónoma (56,1 % del total de habitantes de Cantabria). Caben destacarse como rasgos identitarios sus límites con la meseta y con el mar, pues ambos determinan en el siglo XIX la verdadera expansión urbana de Santander: es notable el auge del comercio de harinas procedentes de Castilla, así como el aumento del tráfico en el puerto de Santander hasta el punto de llamársele el “Liverpool de España”.


    Santander muestra el rostro de una ciudad dedicada al sector terciario, convertida en centro administrativo, comercial, financiero, turístico y cultural; es, por tanto, escasa la implantación industrial dentro de los límites municipales, ya que la mayoría de las empresas han ubicado sus factorías en los municipios vecinos. Es básicamente una ciudad del siglo XX, pues es en este siglo cuando se construye la mayor parte del tejido urbano actual (Ayuntamiento de Santander, 2020: 14). Es, por tanto, una ciudad relativamente joven, en comparación con otras capitales españolas. El proceso de tercialización se ha realizado a base de cambios morfológicos y demográficos.


    Las características de esta estructura demográfica son, principalmente: la escasa proporción de población correspondiente a grupos de edad jóvenes (0-14 años), unida al marcado peso de la población perteneciente al grupo de personas mayores de 65 años; ello provoca un índice de envejecimiento municipal levemente superior a la media regional y claramente superior a la media del país (Ayuntamiento de Santander 2020: 221). El relevo generacional, por tanto, corre un serio riesgo.


    Todos estos rasgos parecen presentar una caracterización lingüística de la ciudad de Santander determinada, en primer lugar, por una fuerte conciencia de habla santanderina, así como por la homogeneidad y la ausencia de mezclas lingüísticas. Su situación geográfica en el punto central de la provincia y mirando al mar ha provocado el hecho de que no se produzcan trasvases lingüísticos significativos desde las comunidades limítrofes (Asturias y País Vasco).


  3. Corpus y metodología de la investigación


    Para la realización de este estudio se han analizado las 18 entrevistas del sociolecto alto del corpus PRESEEA-Santander, estratificadas con base en las características sociales de los informantes:


    • sexo: 9 entrevistas de hombres y 9 entrevistas de mujeres

    • edad: seis hablantes de cada grupo de edad (generación 1: de 20 a 34 años; generación 2: de 35 a 54 años; y generación 3: de más de 55 años)

    Siguiendo las pautas metodológicas de la modalidad A de los estudios coordinados de PRESEEA_ATENUACIÓN (Cestero y Rodríguez Alfano, 2021), han sido analizados 30


    minutos de cada entrevista, concretamente del minuto 10 al minuto 40. Esto ha generado un total de 540 minutos estudiados.


    Como unidad de análisis se ha tomado el acto de habla, entendido este como “la unidad estructural monológica, jerárquicamente inferior a la intervención, de la que es su constituyente inmediato; asimismo, es la mínima unidad de acción e intención, que posee las propiedades de aislabilidad e identificabilidad en un contexto dado” (Briz y grupo Val.Es.Co, 2014: 39). Para la identificación de la atenuación se ha adoptado la definición operativa aportada por Cestero y Albelda (2020: 940):


    La atenuación es una estrategia retórico-pragmática originada por necesidades de protección de la imagen (propia o ajena), para proteger, suavizar y reparar los posibles efectos perjudiciales para el adecuado desarrollo de la comunicación. Se expresa a través de mecanismos de lenguaje vago que difuminan el contenido proposicional, de minimización de la cantidad o cualidad semánticas o directamente reduciendo la fuerza ilocutiva de los actos de habla y formulando un menor compromiso con lo dicho. Genera una implicatura conversacional a través de la indireccionalidad en la expresión de la verdadera intención del emisor.

    Para su adecuado rastreo y estudio, se ha partido de un análisis cualitativo de los actos con apoyo en el contexto interaccional general y, con especial atención, en el contexto interaccional concreto, esto es, en el «momento o los momentos puntuales de habla en una interacción que afectan, favorecen o llegan a determinar los usos y estrategias lingüísticos» (Briz y Albelda, 2013: 300), en este caso, la aparición de la atenuación. A continuación, se ha procedido con un análisis cuantitativo, en el que, además de consignarse los totales sobre la presencia de atenuación (actos atenuados y procedimientos atenuantes identificados) por sexo y edad, se ha realizado el análisis cuantitativo de algunas variables (con sus respectivas variantes) codificadas por Albelda, Briz y Cestero en las bases del proyecto (Cestero y Rodríguez Alfano 2021: 17-24), siguiendo las indicaciones ofrecidas en el trabajo previo de Albelda y otros (2014).


    Específicamente, para este estudio, se han manejado las variables de función de la atenuación (con sus tres2 variantes: autoprotección, prevención y reparación) y procedimiento lingüístico atenuante (considerando las 22 variantes y sus subvariantes consignadas en la ficha de Cestero y Rodríguez 2021). Se han tomado, además, como variables explicativas, las características sociales de sexo y edad.


  4. Análisis y resultados


    1. Resultados generales sobre la presencia de atenuación

      En la muestra de entrevistas analizadas se ha identificado un total de 864 actos de habla atenuados. En algunos de estos actos ha sido posible identificar más de un recurso



      2 No se ha contemplado la función 0 consignada en la ficha, variante que recogería aquellos casos en los que la atenuación no incide en la imagen de los hablantes. Esto se debe a que, con base en los trabajos de Albelda (2016, 2018) y Albelda y Estellés (2021), se maneja una noción de atenuación inherentemente vinculada con la gestión de la auto o heteroimagen de los interlocutores.


      atenuante, lo que eleva el total de tácticas de atenuación presentes en la muestra estudiada a 1351.


      En la Tabla 1 se reproducen los resultados generales de aparición de atenuación en función de la edad y el género de los informantes de la muestra:



      HOMBRE

      MUJER

      TOTALES POR EDAD

      1º GENERACIÓN

      (20 a 34 años)

      243 actos atenuados

      Nº tácticas: 395

      116 actos atenuados

      Nº tácticas: 220

      359 actos atenuados

      Nº tácticas 615

      2º GENERACIÓN

      (35 a 54 años)

      105 actos atenuados

      Nº tácticas: 168

      119 actos atenuados

      Nº tácticas: 167

      224 actos atenuados

      Nº tácticas 335

      3º GENERACIÓN

      (más de 55 años)

      106 actos atenuados

      Nº tácticas: 159

      175 actos atenuados

      Nº tácticas: 242

      281 actos atenuados

      Nº tácticas 401

      TOTALES POR SEXO

      454 actos atenuados

      Nº tácticas: 722

      410 actos atenuados

      Nº tácticas: 629


      TOTAL:

      864 actos atenuados

      Nº tácticas 1351

      Tabla 1: Total de actos atenuados y tácticas atenuantes en función de género y edad


      En cuanto a los totales en función del género, puede observarse que la diferencia entre hombres, con un total de 454 actos atenuados, y de mujeres, con 410 actos con atenuación, apenas es relevante.


      En lo relativo a la distribución etaria, la primera generación es, con diferencia, la franja que más atenuación emplea, pues se recogen 359 actos atenuados y un total de 615 tácticas atenuantes. En segundo lugar, pero a una notable distancia, se sitúa la generación de los mayores de 55 años, con 281 actos atenuados y 401 tácticas, mientras que es la segunda generación la que atenúa con menor frecuencia (224 actos atenuados y un total de 133 tácticas de atenuación).


      Así pues, de acuerdo con este primer análisis general, son los hombres jóvenes los que más atenúan (242 actos). Cabe señalar que se ha observado que un porcentaje importante de recursos atenuantes ha sido concentrado en dos de los tres informantes, por lo que no puede descartarse que sean marcas idiolectales y no tanto sociolectales (deberá confirmarse en futuros estudios).

      El grupo de las mujeres del tercer grupo etario con 175 actos atenuados a través de 242 tácticas es el segundo grupo más atenuador; a continuación, se sitúan las mujeres de la segunda franja de edad (119 actos atenuados con 167 tácticas empleadas), seguidas muy de cerca por las mujeres más jóvenes del corpus (116 actos con 220 tácticas). Por el contrario, los hombres de segunda (105) y tercera generación (106) son los menos atenuadores del corpus estudiado.


      Así pues, a excepción de lo que sucede en el primer grupo etario, donde los hombres atenúan con mayor frecuencia (243 actos atenuados formulados por hombres frente a 116 de las mujeres), los datos parecen revelar que las mujeres santanderinas son discretamente más atenuadoras en tanto que, en el resto de franjas etarias, las mujeres emiten más actos atenuados que los hombres.



      Gráfico 1: Frecuencia de actos atenuados en función del género y la edad


      Asimismo, el número de tácticas lingüísticas es superior en ellas, lo que implica que atenúan con mayor intensidad que los hombres. De esta manera, es frecuente encontrar, en el caso de las mujeres, actos atenuados que concentran más de dos y tres recursos lingüísticos de atenuación, como en el siguiente ejemplo, en el que la informante atenúa su aserción a través de cuatro mecanismos (construcción acotadora de la opinión a la propia persona yo creo, el elemento paralingüístico de la risa, la construcción justificadora encabezada por es que y la forma apelativa ¿verdad?)


      1. I: es que era lo mismo / era iglesia también yo creo <risas=“I”/> lo que pasa es que / es difícil de entenderlo / ¿verdad? (PRESEEA-Santander_M33_018) 3


        Es importante, además, llamar la atención sobre el hecho de que, en las interacciones entre mujeres, la proporción de atenuación se incrementa con la edad de las hablantes (116 mujeres jóvenes, 119 mujeres del segundo grupo y 175 en el caso de mujeres de más de 55 años), mientras que, en el caso de los hombres, disminuye (243 actos atenuados en hombres jóvenes, 105 en los hablantes del segundo grupo de edad y 106 en informantes de tercera franja etaria).


    2. Las funciones de la atenuación


      1. El comportamiento general de las funciones de la atenuación


        Como se observa en el gráfico, es evidente la preponderancia de la aparición de la atenuación para salvaguardar la imagen del propio hablante (en 658 casos, lo que supone el 76% del total). Por su parte, la presencia del empleo de atenuación para el cuidado de la imagen del destinatario, en este caso del entrevistador, se reparte con 119 ocurrencias


        3 Para identificar las entrevistas del corpus PRESEEA, se sigue la siguiente nomenclatura: PRESEEA- Ciudad_SexoGrupoetarioNiveldeinstrucción_nºdeinformante. En este caso, se trataría de una entrevista del corpus de la ciudad de Santander, en la que el informante es una mujer del tercer grupo etario y de nivel de instrucción alto, a la que se le ha asignado el número de identificación 18.


        en función de reparación de amenazas (el 14% del total) y tan solo 87 (10% del total) para prevenir el daño o ataque a la heteroimagen:



        Gráfico 2: Funciones de la atenuación

        La prevalencia de la función de la autoimagen se explica por las propias características situacionales de la entrevista semidirigida: la reducida solidaridad entre hablantes unido al reducido margen de dinamismo social e interaccional induce a los participantes, tanto entrevistador como informante, a velar por el mantenimiento del equilibrio de las imágenes implicadas (Albelda, 2004; García Ramón, 2020; Gancedo Ruiz y Soler Bonafont, en prensa). A esto hay que sumarle las metas discursivas de ambos roles: el entrevistador, por su parte, vela por obtener información suficiente del informante, expresada lo más natural y espontáneamente posible (Calderón y Alvarado 2011), para lo que es necesaria la creación de un clima psicoemocional de equilibrio. Al mismo tiempo, el entrevistado vela por proporcionar aquella información que se espera de él, a la vez que gestiona la imagen que proyecta de sí mismo. Estos factores propician, por un lado, que el informante perciba un alto grado de exposición de su imagen (en tanto que toda la interacción se articula en torno a los relatos sobre su experiencia y percepciones), y, por lo tanto, mayor riesgo de amenazas, lo que desencadena la necesidad de un alto número de recursos atenuantes preventivos. Este estado continuo de alerta puede observarse en los siguientes ejemplos. En ellos, pese a estar abordándose dos aspectos a priori no amenazantes (el aspecto predilecto sobre el propio trabajo en 2 y a qué dedica sus tardes en 3), se observa cómo ambos informantes emplean más de un recurso lingüístico atenuador4 que les permite distanciarse del mensaje y salvaguardar su imagen de la amenaza que sus propias palabras pudieran generar:


        1. “y lo que más / bueno pues / pues que <silencio/> uff yo diríamos que / que que que que que la parte / igual cómoda” (PRESEEA-Santander_M23_010)


        2. “a última hora de la tarde intento dedicársela un poco a mis amigos pues para desconectar que también viene bien” (PRESEEA-Santander_H13_002)


          4 En los ejemplos, se marcan con letra cursiva los elementos atenuadores.


          Por otro lado, el hecho de que la entrevista semidirigida suponga un reparto desigual de roles donde el informante está en inferioridad epistémica, explica la baja aparición de amenazas o invasiones efectivas a la imagen del destinatario (el entrevistador), lo que condiciona, a su vez, el reducido porcentaje de atenuación enfocado en la heteroimagen (tanto para prevenir como para reparar posibles ataques).

          Así, solo hay un 10% de usos preventivos, los cuales, además, responden a patrones discursivos similares. En la mayoría de los casos, la atenuación con función preventiva aparece en intercambios en los que el informante es consciente de que su respuesta no ofrece la información que el entrevistador espera, ya sea en calidad o en cantidad. En el siguiente ejemplo (4), el entrevistador pide al informante que dé un consejo para hacer ejercicio con regularidad, ante lo que el informante responde:


        3. pues es que es difícil dar consejos cuando yo no me lo aplico (PRESEEA-Santander_H23_009)


          La intervención del informante es una respuesta despreferida en tanto que no cumple las expectativas suscitadas por la petición del entrevistador. Ante la consciencia de esto, el informante modula su respuesta con una formulación indirecta y una justificación atenuante sobre por qué su intervención no responde de un modo directo a lo elicitado. Así pues, los casos en los que se registra atenuación preventiva en el corpus se corresponden con momentos aislados en los que va a contravenirse en cierta medida el devenir conversacional propio de la entrevista semidirigida.


          Por su parte, la reparación supone el 14% de los actos atenuados. Si bien es verdad que apenas se han registrado actos amenazantes a la imagen del entrevistador, siempre que se han identificado han aparecido modulados por estrategias pragmáticas de atenuación. Al igual que sucede con la función preventiva, los casos en los que se emplea la reparación tienen que ver con alteraciones de las expectativas asignadas a los roles conversacionales definidos que reproducen patrones similares a los dos ejemplos a continuación expuestos:


        4. es que a mí me gusta poco los sueños entonces <risas = "E"/> eeh (PRESEEA- Santander_H13_014)


        5. ¿y cuál era la pregunta, perdona? (PRESEEA-Santander_M13_003)


          En (5), de un modo similar a lo que sucedía en el ejemplo (4), el informante no ha relatado lo que el entrevistador pretendía y ha dado una evasiva a la petición. Esto supone un ataque a la imagen del rol del entrevistador, la cual el informante mitiga con una justificación modulada con diferentes recursos atenuadores.


          Igualmente, la amenaza a la imagen del entrevistador que se constata en (6) tiene que ver con la alteración de los parámetros conversacionales: la entrevistada ha olvidado qué pregunta le ha formulado y, por ello, debe solicitar su repetición. No obstante, para no alterar el equilibrio social de los roles conversacionales, el directivo se formula a través de un modo indirecto, con la modalización atenuadora del verbo y, además, con la partícula cortés reparadora.


          Así pues, puede observarse cómo las funciones de la atenuación en el sociolecto alto vienen determinadas por una clara conciencia sobre las expectativas asignadas a los roles conversacionales establecidos, en este caso, entrevistador y entrevistado.

          A continuación, se presenta la distribución de las funciones en virtud del sexo y la edad de los hablantes.

      2. La función de la atenuación en virtud del sexo y la edad de los hablantes

        El gráfico 3 revela algunas diferencias en cuanto a los grupos etarios y las funciones de la atenuación:



        Gráfico 3: Funciones de la atenuación según grupo etario

        Así, en cuanto a la función más presente, el cuidado de la autoimagen, son los hablantes del grupo etario 1 los que más la emplean (en 283 casos, lo que supone el 76,2% de los casos de sus actos atenuados). Véase, por ejemplo, el siguiente ejemplo, en el que para prevenir un posible daño a su imagen por afirmar su escasa relación con los vecinos, el informante emplea una justificación de su conducta, la impersonalización ocultando su yo en un interlocutor general, lo que eleva a común su comportamiento (en este caso, la poca relación vecinal) y una lítote del contenido negativo:


        1. pues la verdad es que no tengo mucha relación con los vecinos porque / como son edificios separados aunque estemos en la misma urbanización / no se tiene un contacto muy grande con ellos (Preseea-Santander_H13_002)


          A continuación, la segunda franja de edad, la menos atenuadora del corpus, emplea la atenuación para cuidar la proyección de su propia imagen en 170 ocasiones, lo que supone un 75,9% de sus empleos atenuantes. El tercer grupo de edad ofrece 203 actos atenuados con función de autoprotección de la imagen, lo que lo sitúa por delante de la segunda franja en cuanto a frecuencia de actos atenuados con esta función. Así, la autoprotección supone el 72,3% de sus actos atenuados, porcentaje mínimamente inferior al de los hablantes de la segunda generación.


          En cuanto a la función preventiva, llama la atención que son los mayores quienes concentran el mayor número de casos (36, lo que configura el 12,8% de sus actos atenuados), mientras que la segunda franja etaria concentra el 11,2% (25 casos) y para los más jóvenes el 7% (26 casos). Esto puede significar que son los hablantes del tercer grupo etario quienes mayor consciencia tienen del reparto de los roles discursivos y, por lo tanto, de la modulación que requiere cualquier acto que contravenga las expectativas asociadas a estos. Esta función es observable en el ejemplo (8). El entrevistador pregunta al informante por sus sueños. En este caso, el entrevistado no va a dar la respuesta esperada por su interlocutor, por lo que previene el daño que esto va a ocasionar con una estructura que justifica su intervención, seguidamente acota el alcance de su afirmación a su propia experiencia y emite una estructura suspendida que invita a las inferencias del destinatario. Es posible ver cómo la atenuación evita la amenaza al otro en tanto que el entrevistador reacciona con risas a la negativa velada del entrevistado a responder.


        2. es que a mí me gusta poco los sueños entonces <risas = "E"/> eeh (Preseea-Santander_H33_014)


          En lo que respecta al sexo, tampoco parece tener una gran incidencia en cuanto a la función de la atenuación, aunque sí se observan algunas pequeñas diferencias:

          Gráfico 4: Funciones de la atenuación según sexo

          En cuanto a la función de la autoimagen, pese a que en los hombres se registra en 341 casos (frecuencia más alta que en mujeres, con 317 ocurrencias), es en mujeres donde supone el porcentaje más alto (77,3%, frente al 75,2% en los hombres). Así, es frecuente encontrar ejemplos de mujeres empleando estructuras de fingimiento de incertidumbre que rebajan la aserción de lo dicho para proteger su propia imagen, como en los ejemplos (9 y (10):


        3. todas estas cosas igual tiene alguna cosa que / algo que ver y tal / no lo sé (Preseea- Santander_M33_018)


        4. igual en una competición de danza sí / pero en principio eeh no es / es es arte (Preseea- Santander _M13_006)


          Por su parte, es en la función de prevención donde se aprecia mayor diferencia: si bien en las mujeres está presente en el 8,3% de los casos (34 ocurrencias), en porcentaje se eleva al 11,6% de las ocasiones en los hombres (con 53 actos atenuados con esta función).

          Por último, apenas hay algo más de un punto de diferencia en la presencia de la atenuación con función de reparación, más frecuente, teniendo en cuenta el total del genolecto en mujeres (14,4%, 59 casos), que en hombres (13,3%, 60 ocurrencias).


    3. Los procedimientos lingüísticos de atenuación


      Los procedimientos lingüísticos de atenuación consignados en la ficha metodológica para los estudios coordinados (Cestero y Rodríguez Alfano, 2021) toman como base estudios previos como los de Albelda y Cestero (2011) o Cestero (2020). De acuerdo con esta clasificación, los recursos lingüísticos empleados como atenuantes y su frecuencia en el sociolecto alto de PRESEEA-Santander son los siguientes:


      Procedimiento lingüístico de atenuación

      nº casos

      1. Partículas discursivas y expresiones de control de contacto con el interlocutor

      221

      2. Verbos, construcciones verbales y partículas discursivas modales que expresan opinión en forma de duda o probabilidad

      208

      3. Modificadores externos: cuantificadores minimizadores, aproximativos o difusores significativos

      177

      4. Impersonalizaciones

      150

      5. Construcciones justificadoras o de excusa

      97

      6. Movimiento de reformulación

      80

      7. Modificadores morfológicos e internos sufijos diminutivos

      67

      8. Verbos, construcciones verbales y partículas discursivas que expresan fingimiento de incertidumbre, de incompetencia o ignorancia

      50

      9. Construcciones acotadoras de la opinión a la propia persona o a un determinado ámbito

      42

      10. Elementos prosódicos, paralingüísticos o gestuales

      40

      11. Términos o expresiones más suaves en el contenido significativo

      31

      12. Estructuras sintácticas que restringen el acto de habla

      30

      13. Peticiones, preguntas, mandatos u órdenes expresadas de forma indirecta

      22

      14. Partículas modales de objetivación

      21

      15. Usos modalizados de los tiempos verbales

      17

      16. Concesividad

      16

      17. Elipsis de la conclusión, estructuras suspendidas o truncadas

      14

      19. Otros con muy baja frecuencia (menos de 10 casos)

      68

      Total

      1351

      Tabla 2: Frecuencia de los procedimientos lingüísticos de atenuación

      En el siguiente gráfico se reproducen de una manera más visual las frecuencias de aparición de los recursos lingüísticos atenuantes:

      Gráfico 5: Procedimientos lingüísticos de atenuación


      A continuación, nos detenemos en aquellos procedimientos lingüísticos con una presencia significativa (más de 100 ocurrencias), los cuales aglutinan más de la mitad de las tácticas de atenuación identificadas. En esta ocasión, consignamos el número de ocurrencias de cada procedimiento y realizamos un breve acercamiento cualitativo a su comportamiento sociolingüístico. En futuros trabajos, se ahondará en la caracterización cualitativa y cuantitativa de cada grupo de recursos en función de sus características sociales.


      En primer lugar, con 221 casos, se encuentran las partículas discursivas y las expresiones de control de contacto con el interlocutor. Estas son entendidas como elementos conversacionales que “cumplen una función predominantemente expresivo-apelativa y también fática, que se concreta en el discurso bien como reafirmación o justificación del yo, de su actuación o de lo dicho” (Briz 1998: 224-225). Destaca de una manera sobresaliente el empleo de la expresión ¿no?, la cual aglutina más de la mitad de las ocurrencias de este procedimiento lingüístico. Este procedimiento destaca de una manera especialmente frecuente entre los hablantes de la primera franja etaria, como en los ejemplos (11) y (12):


      1. estoy totalmente convencido de que la crisis ha influido en en el hecho de salir ¿no? (Preseea- Santander _H13_002)


      2. me gusta me gusta ¿no? (Preseea-Santander _H13_003)


        Este procedimiento lingüístico se vincula especialmente con la función autoprotectora para tratar de evitar una excesiva imposición del propio punto de vista, para lo que da cabida en sus afirmaciones al entrevistador a través de la partícula apelativa. En (11), si bien afirma estar totalmente convencido de sus palabras, al finalizar su aserción emite la estructura de control de contacto con el interlocutor, a quien pide confirmación y así refuerza en el nivel social, lo que contribuye al mantenimiento del equilibrio social en la interacción evitando imponer su yo de manera excesiva. Algo similar sucede en (12) donde, si bien el informante se expresa sobre su propio gusto, el cual reafirma a través de la repetición, mitiga la fuerza de su aserción a través del empleo de este recurso del control de contacto con el interlocutor.


        Cabe aclarar que esta expresión se concentra de una manera muy notable en dos informantes, lo que aumenta la presencia de este procedimiento pudiendo llegar a configurar marcas idiolectales y no tanto sociolectales. Será necesario comprobar esta cuestión en futuros estudios con el análisis del resto de sociolectos. Otras expresiones de control de contacto presentes son ¿sabes?, manifestada especialmente en mujeres y en la tercera generación y ¿verdad?, solo registrado en mujeres del tercer grupo etario.


        Como segundo procedimiento lingüístico atenuador en el sociolecto alto de PRESEEA- Santander, con 208 casos, se encuentran los verbos, construcciones verbales y partículas discursivas modales que expresan opinión en forma de duda o probabilidad. Se trata, fundamentalmente, de verbos doxásticos en su forma performativa (creo, supongo, me imagino…) o expresiones de incertidumbre como no recuerdo, no sé, igual o a lo mejor. Estos procedimientos operan imprimiendo un menor compromiso del hablante con lo dicho, alejándose del mensaje para salvaguardar la propia imagen. Esto se da “bien porque destacan el proceso de evaluación y no el resultado proporcionado por los sentidos (en el cálculo frente a la percepción), bien porque el grado de convicción que marcan es muy bajo” (Soler Bonafont 2021, Gancedo Ruiz y Soler Bonafont 2023). Cabe mencionar, además, que este procedimiento se encuentra repartido de una manera homogénea en los diferentes grupos sociolectales estudiados. Vemos, por ejemplo, cómo el verbo creo es empleado por un hombre de la segunda franja etaria en (13) de un modo similar a como en (14) una mujer del primer grupo de edad emplea me imagino como recurso lingüístico de atenuación:


      3. yo en principio creo que Santander es bastante // hh eeh seguro (Preseea-Santander _H23_007)


      4. umm pues tiene que ser leal y honesto / con la relación / me imagino (Preseea-Santander

        M13_006)


        En tercer lugar, con 177 casos, se presentan los modificadores externos (cuantificadores minimizadores, aproximativos o difusores significativos). Dentro de este grupo, destacan especialmente los modificadores morfológicos externos cuantificadores minimizadores, con la presencia casi única de la expresión un poco. Llama la atención que, en una gran cantidad de casos, como en el ejemplo reproducido, esta expresión aparece para atenuar la crítica por parte del informante a algún aspecto de la ciudad de Santander. De este modo, el modificador externo minimiza la cualidad negativa protegiendo, al mismo tiempo,


        tanto el elemento criticado como, especialmente, la imagen del entrevistado, que se cuida así de emitir abiertamente una opinión negativa sobre la ciudad (que, al mismo tiempo, es también la del entrevistador):

      5. Santander es una ciudad / porque siempre es un poco para gente mayor ¿no? siempre se ha dicho (PRESEEA-Santander_H13_003)

        Aparecen también con una presencia importante dentro de este grupo de procedimientos lingüísticos los modificadores morfológicos externos que actúan como difusores significativos. Estos elementos operan imprimiendo límites difusos a la concreción del mensaje, lo que genera un menor compromiso del hablante con la precisión de sus palabras, contribuyendo a la salvaguarda de la imagen. En este grupo, el difusor significativo con mayor presencia es digamos, el cual aparece tanto actuando como único elemento atenuador (16) como en compañía de otros recursos lingüísticos atenuantes, como en el ejemplo (17):


      6. digamos que son de las cosas que ya no ocurren (PRESEEA-Santander _M33_016)


      7. la propia urbanización tiene su su área de recreo digamos ¿no? (PRESEEA-Santander_H13_002)


        Siguiendo a digamos aparece su variante diríamos y los difusores especie de (+ sustantivo), como (+ adjetivo o un/a sustantivo) y en plan. Sociolingüísticamente, diríamos y digamos se vinculan con hablantes de mayor edad (digamos, especialmente, en mujeres) mientras que como y en plan son empleados casi exclusivamente por hablantes del primer grupo etario.

        Por último, nos detenemos en las impersonalizaciones como recurso atenuador significativo dentro del sociolecto alto de PRESEEA-Santander, con 150 casos. Destaca en este análisis que, en la gran mayoría de los casos, la impersonalización se manifiesta a través del tú impersonal, en la que el hablante, en narraciones sobre su propia experiencia o creencias, impersonaliza el yo como sujeto actor a través de un tú general. Así, con frecuencia, los hablantes se amparan en el empleo de la segunda persona del singular para generalizar sus emisiones mitigando la subjetividad y particularidad de sus acciones, creencias y pensamientos. Este uso impersonalizado contribuye a la protección de la imagen del hablante, a elevar a algo general el contenido de sus emisiones, al mismo tiempo que contribuye al equilibrio social, pues coloca en un mismo plano de acción y pensamiento a entrevistador y entrevistado. En el ejemplo (18), el hablante conversa sobre su círculo de amigos y su experiencia vital; sin embargo, al admitir algo a priori negativo y amenazante para su imagen, el perder amigos con el paso del tiempo, el informante emite la afirmación impersonalizándola a través del empleo del tú, contrastando con la primera persona del singular que formula en la primera parte de la intervención:


      8. me marché fuera / entonces pierdes mucho el contacto ¿no? (PRESEEA-Santander_M23_012)


      Estos cuatro grupos de procedimientos lingüísticos de atenuación condensan 756 de las 1351 tácticas de atenuación representadas; por falta de espacio no podemos detenernos


      en las demás, pero cabe destacar que las construcciones justificadoras (especialmente aquellas encabezadas por es que), con 97 ocurrencias y los movimientos de reformulación (fundamentalmente a través de partículas como bueno o a ver) también cumplen un papel importante en la manifestación de la atenuación en el sociolecto alto de PRESEEA- Santander. En futuros trabajos se ahondará, asimismo, en la variación en función del sexo, la edad y el nivel de instrucción en la selección de los recursos lingüísticos de atenuación.


      Ahora bien, si categorizamos todos los recursos lingüísticos consignados en los siete grupos5 identificados por Cestero (2020) y aplicados en Cestero y Albelda (2020, 2023) en función de los movimientos comunicativos y estratégicos generales que se activan en la negociación y que abordan la comunicación desde la (in)acción del yo-hablante (véanse abajo las categorías 1 y 2), desde el propio contenido comunicativo (categorías 3, 4 y 5) y desde la (in)acción del tú-interlocutor (categorías 6 y 7) (Cestero y Albelda, 2023:98),se encuentran los siguientes resultados en nuestro corpus estudiado:

      Gráfico 6: Grupos de movimientos cognitivos de atenuación

      En primer lugar, es posible observar cómo las estrategias de atenuación que rebajan lo dicho o hecho (con 299), seguidas de los recursos que minimizan o difuminan el mensaje



      5 Estas siete clases o grupos de movimientos cognitivos “suponen una graduación que va desde un mayor involucramiento y exposición de la imagen del hablante-informante a un menor involucramiento y, por tanto, menor exposición de la imagen del hablante” (Cestero y Albelda, 2023, p. 104)


      son los grupos con mayor presencia en el corpus. Según la clasificación de Cestero (2020), estas estrategias suponen un involucramiento intermedio de la imagen del hablante; el hecho de que sean las más frecuentes en nuestro estudio cobra sentido debido a las características de la entrevista semidirigida: si bien, por un lado, se elicita de modo continuo información y opinión al entrevistado (por lo que, de un modo inevitable, expone su imagen), por otro lado es esperable, debido al mencionado reparto desigual de los roles epistémicos y la propia percepción de autoexposición, que los informantes velen por minimizar y rebajar el contenido de lo dicho o hecho.


      En tercer lugar, con 241 ejemplos, el movimiento cognitivo más empleado por los informantes es la implicación del tú en lo que se dice o se hace. La elevada presencia de este tipo de operaciones se relaciona con la búsqueda del equilibrio social de las imágenes en la entrevista semidirigida: si bien los informantes son inherentemente el centro del discurso, para evitar la proyección de un excesivo foco en su imagen, los hablantes emiten recursos que apelan al tú para hacerlo partícipe de sus emisiones, lo que previene o restaura los posibles desequilibrios fruto de la excesiva presencia de la autoimagen del hablante.


      Como cuarto movimiento más frecuente aparece el grupo que menos involucramiento (o mayor distancia con respecto del mensaje) del hablante imprime en los enunciados: impersonalizar o desfocalizar la fuente de emisión del mensaje ocultando al yo, el cual registra 209 ocurrencias.

      A una distancia significativa, se encuentran los otros tres grupos de movimientos: con 129 casos, aparece el grupo que engloba los movimientos relacionados con la corrección o reparación de lo dicho, aquellos que implican el mayor involucramiento del hablante, o la mayor toma de responsabilidad hacia su propio mensaje; en penúltima posición se encuentra el grupo de las justificaciones (97 casos) que, si bien como recurso lingüístico adquiere una presencia notable en el corpus, como movimiento cognitivo es de los menos presentes en el estudio. Por último, las estrategias del menos presentes (93) en el análisis de las entrevistas del sociolecto alto de Santander.


  5. Conclusiones


    El objetivo fundamental de este trabajo ha sido presentar los resultados de un estudio sobre el comportamiento de la atenuación en el sociolecto alto de PRESEEA-Santander. Para esto, se ha prestado atención a la frecuencia de empleo de atenuación en función del sexo y la edad de los entrevistados, así como se han analizado las principales funciones al servicio de las que se emplea esta estrategia pragmática. Además, se han cuantificado los procedimientos lingüísticos seleccionados por los hablantes para vehicular la atenuación. Las principales conclusiones obtenidas de este análisis son las siguientes:


    • En primer lugar, parece que son los hombres jóvenes los que más atenúan, en contraposición a los hablantes varones de entre 35 y 54 años, quienes han revelado una conducta menos atenuadora.


    • En cuanto a la función de la atenuación, prevalece de una manera evidente la autoprotección de la imagen del hablante, quien parece modular siempre sus enunciados para cumplir con las expectativas asociadas a su imagen de rol de entrevistado, la cual concibe en continua exposición y, por lo tanto, riesgo. Al mismo tiempo, dado el reparto de los papeles epistémicos, se presentan pocas situaciones con riesgo para la imagen del entrevistador, por lo que la presencia de atenuación al servicio de la heteroimagen (ya sea en prevención o reparación) es muy discreta.

    • Por último, en el nivel lingüístico, las fórmulas fáticas de contacto, los recursos que expresan opinión en forma de duda o probabilidad, la modificación morfológica externa y las impersonalizaciones basadas en la generalización en segunda persona del singular son los procedimientos lingüísticos predilectos por parte de los hablantes santanderinos. Queda pendiente para próximos trabajos desarrollar los datos sobre la incidencia del sexo y la edad en la selección de estos recursos lingüísticos.

    No obstante, este estudio no hace más que abrir un camino para continuar caracterizando el español septentrional en general y, específicamente, el comportamiento de la atenuación en el español hablado en Santander. Se antoja necesario ampliar el análisis a todos los sociolectos del corpus, así como aplicar pruebas estadísticas que permitan establecer la incidencia de las diferentes variables sociales en las selecciones lingüísticas atenuadoras (o no) de los hablantes.


    Por último, pese a su carácter inicial, este estudio espera poder contribuir a la delimitación del mapa diatópico de la atenuación, aportando datos sobre el español de Santander. Asimismo, en futuros estadios de la investigación, se espera comparar los resultados obtenidos con los estudios realizados en otras ciudades dentro del proyecto PRESEEA.


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