Un océano vasto y tempestuoso. Kant y la mirada hacia las artes
Resumen
En la Crítica de la razón pura, en B295, en el capítulo tercero de la doctrina trascendental de la facultad de juzgar, Immanuel Kant declara que llegado a ese punto se ha recorrido y medido el territorio del entendimiento puro, determinándose, además, el lugar de cada cosa. Señala a continuación que este territorio cartografiado es una isla bien e inalteradamente delimitada por la naturaleza. La tierra de la verdad, exclama. Como un topógrafo del pensamiento, mira hacia afuera de esta isla y observa que la seguridad de su posición se ve rodeada de un vasto océano; un océano tempestuoso, con mucho banco de niebla y hielo, añade. Quien se para en la orilla no alcanza a mirar y discernir con confianza; además, la ilusión acecha e imagina nuevas tierras. Sin embargo, el topógrafo es también es un navegante y está dispuesto a aventurarse. La esperanza es su norte. ¿Con qué mapas se va a aventurar y cuál podrá ser esta esperanza? La pregunta es general y el texto se dedicará a examinar uno de esos bancos de niebla, probablemente el que contiene mayor capacidad de ilusión; a saber, el de las artes. Se concentrará, pues, en ofrecer una mirada hacia la manera cómo Kant se sitúa frente a ellas en sus lecciones de lógica y de antropología hasta el momento de redacción de la Crítica de la razón pura.
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Revista de Estudios Kantianos. Publicación internacional de la SEKLE.
e-ISSN: 2445-0669
Contacto: rek.kant@gmail.com