La Música y la Educación Musical en la sociedad contemporánea


Resumen


Quisiera comenzar estas reflexiones con aquello que es uno de los mitos centrales entre quienes practican música a nivel profesional, en especial entre los músicos formados en los conservatorios de música: para dedicarse a la música se debe poseer talento. Esta convicción ha llevado muchas personas a excluirse de la posibilidad de vivencias musicales, así sean éstas de cualquier naturaleza. En el pasado, por ejemplo, era común que los profesores de música en la enseñanza escolar obligatoria dejaran de lado a los supuestos "desafinados", impidiendo a éstos cualquiera posibilidad de participación en el canto o en otras actividades musicales. La exclusión de los desafinados del canto junto a otras personas estaría fundada en la creencia que "se nace musical", hecho que no considera en lo más mínimo cualquier posibilidad de aprendizaje. Si quisiéramos verdaderamente dar fundamentos biológicos a esta actitud, esto resulta absurdo, porque el uso canoro de la voz no es automático, ya que se trata de entrenar numerosos músculos que se activan durante la emisión en el canto. En consecuencia, saber cantar resulta con certeza de un aprendizaje, en este caso, muy complejo, que involucra una buena proporción de aprendizajes de tipo motor. Del mismo modo, se podría decir algo parecido de la práctica instrumental, que requiere una enorme cantidad de horas de estudio para alcanzar resultados artísticamente interesantes. Pero los músicos del Occidente parecen no querer considerar precisamente todas las horas que se transcurren haciendo este ejercicio para llegar a ser profesionales.


Palabras clave


Sociedad contemporánea; música; educación musical.

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